El IBR integra la primera plataforma de crio-microscopía electrónica que se instalará en el país

Irina Suárez y María Natalia Lisa, investigadoras del IBR. Imagen: Elizabeth Karayekov.

Se aprobó el proyecto que impulsará la creación de la primera plataforma de crio-microscopía electrónica en el país.

En el campo de la Biología Estructural, se utiliza esta técnica de vanguardia para investigar a nivel atómico una amplia variedad de moléculas que poseen un valor significativo tanto en el ámbito clínico como en el industrial y biotecnológico. El consorcio, compuesto por una red de instituciones nacionales, incluyendo el IBR, ha sido seleccionado para llevar a cabo este proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia y Técnica a través del programa de Facilidades Tecnológicas (FCT). El monto del financiamiento para este proyecto asciende a un millón y medio de dólares y el equipamiento estará ubicado en el Instituto CIBION, situado en el Polo Científico Tecnológico del barrio de Palermo en CABA.

“La instalación de esta tecnología nos dará la oportunidad de subirnos a un tren que se encuentra en pleno desarrollo mundial y cuyo reconocimiento excede al premio nobel de Química de 2017, ya que es una herramienta que permite observar la naturaleza a una resolución sin precedentes y que además requiere de poca infraestructura. Puede instalarse en un laboratorio de 40 m2 y brindar resultados precisos y cada vez más veloces por análisis de datos con la ayuda de inteligencia artificial”, destaca Mariano Dellarole, investigador del CONICET en el CIBION y uno de los líderes del proyecto.

Además, señala que este microscopio permitirá investigar con independencia y soberanía desde desafíos agrícolas, como el combate contra la sequía, a desafíos sanitarios, como la lucha contra el dengue, el chagas u otras enfermedades infecciosas endémicas y/o emergentes.

 

Fernando Stefani y Mariano Dellarole investigadores del Consorcio en el Centro de Investigaciones en Bionanociencias (CIBION-CONICET). Gentileza CIBION.

Desde el IBR, las investigadoras María Natalia Lisa e Irina Suárez trabajaron activamente en el proyecto; “nuestro aporte fue pensar junto con los colegas del CIBION, otros institutos de CONICET, la UNSAM y la UNLP sobre las características que necesitábamos que tenga una plataforma de microscopía electrónica criogénica en nuestro país. Desde el punto de vista técnico, era importante definir a qué tipo de equipamiento apuntar para lograr avanzar no sólo en lo referente a proyectos académicos sino también en la consolidación de una escuela de microscopía en Argentina”.

Las científicas resaltan que su participación en el proyecto ha contribuido a la excelencia del mismo, gracias a un profundo conocimiento de la técnica adquirido en el extranjero. Por otro lado, sumaron a la iniciativa sus proyectos científicos, que tienen como objetivo utilizar la crio-microscopía electrónica para estudiar temas relacionados a la patogénesis y la resistencia bacteriana a los antibióticos, entre otros proyectos provenientes del IBR.

Actualmente son muy pocas las personas en el país que tienen experiencia utilizando esta técnica; el hecho de contar con el equipamiento en el país brindará la posibilidad de que muchas científicas y científicos, especialmente jóvenes, tengan la posibilidad invaluable de formarse en esta técnica de última generación.

“Hoy en día el acceso a la formación en microscopía electrónica es muy limitado, debido a la altísima competencia a nivel mundial por las plazas en cursos y por el acceso al equipamiento. Al estar disponible en nuestro país, se aplicarán políticas positivas de acceso al mismo a estudiantes provenientes de Argentina y el Mercosur”, destacan las Dras. Lisa y Suárez.

Sobre la técnica Cryo-EM

La crio-microscopía electrónica es una técnica de punta que permite determinar la estructura tridimensional de moléculas biológicas a resolución atómica. Esta técnica, premiada en el año 2017 con el Nobel en Química a los doctores Jacques Dubochet, Joachim Frank y Richard Henderson, se destaca por su capacidad resolutiva veloz en entornos naturales. Hasta el momento, para acceder a esta tecnología, la Argentina debe recurrir a colaboraciones con centros especializados, las cuales pueden resultar costosas y no suelen dejar un ‘saber hacer’ tecnológico local.

Por Jimena Zoni

Comunicación IBR (CONICET-UNR)