Identifican una sustancia que inhibe la formación de biofilms

Imagen magnificada de la zona de interacción entre las macrocolonias de Bacillus subtilis y Escherichia coli 

 

Aunque las pensemos solitarias, las bacterias son propensas a crecer en comunidades, formando biofilms donde múltiples individuos se mantienen unidos por una matriz extracelular que sintetizan las propias bacterias. Vivir en comunidad resulta muy ventajoso ya que las hace más resistentes a las condiciones adversas que puede presentar el medio que habitan.

Desafortunadamente, en contextos médicos, las infecciones asociadas a bacterias que forman biofilms son más resistentes a los tratamientos con antibióticos y suelen volverse crónicas, siendo difíciles de erradicar. Esta relevancia clínica ha llevado a Diego Serra y su equipo en IBR a buscar sustancias que puedan inhibir la formación de biofilms bacterianos o de promover el desmantelamiento de estas comunidades.

A la hora de buscar estos compuestos anti-biofilm, un blanco interesante son las fibras proteicas llamadas “curli”, un componente fundamental de la matriz extracelular que son sintetizadas por las bacterias de la comunidad y forman una densa malla fibrilar que rodea y protege a cada bacteria. Para buscar agentes anti-curli el grupo de investigación exploró las interacciones microbianas entre biofilms de Escherichia coli, una bacteria problemática en la clínica, y de microorganismos que habitan en el suelo.

Vieron que la bacteria Bacillus subtilis inhibía fuertemente la producción de las fibras curli y lograron identificar que esta acción inhibidora esta mediada por el compuesto bacilaeno. Además, pudieron especificar cómo esta sustancia interfiere con la formación de las fibras curli a nivel molecular. El bacilaeno ha sido previamente reportado como un antibiótico, y con los datos aportados en el reciente trabajo del grupo dirigido por Diego, suma una función anti-biofilm que lo vuelve un metabolito naturalmente optimizado para la inhibición microbiana.

Estos hallazgos, publicados en la revista “NPJ Biofilms and Microbiomes” y destacados además en “Trends in Microbiology”, ilustran la relevancia de explorar las interacciones microbianas no solo para encontrar compuestos con actividades únicas y desconocidas, sino también para descubrir funciones adicionales de compuestos previamente categorizados como antibióticos.

Felicitamos a Estefanía Cordisco, María Inés Zanor, Diego Moreno y Diego Serra por este reciente trabajo y aporte a un problema de implicancias en la salud pública.