Día Internacional de la Fascinación por las Plantas 2022

El 18 de mayo se celebra internacionalmente el Día de la Fascinación por las Plantas. En esta celebración participan instituciones científicas y especialistas de países de todo el mundo, que se organizaron para transmitir el entusiasmo y la fascinación que ellas les despiertan y concientizar sobre su importancia en nuestra vida.

Este año desde el IBR nos sumamos a la sexta edición del Día Internacional de la Fascinación por las Plantas, lanzado por la European Plant Science Organisation y compartimos las investigaciones de nuestros científicos sobre las mismas.

En IBR, actualmente 8 grupos trabajan y aprenden de ellas y con ellas. Se dedican al estudio científico a través de distintos modelos de estudio, desde Arabidopsis Thaliana, hasta papa, cítricos, como naranja y limón, tabaco, maíz y soja, con distintos abordajes metodológicos.

“Analizando el rendimiento de las plantas de soja evaluamos el efecto de genes que aumentan la productividad vegetal identificados en otras especies”, comenta la investigadora María Inés Zanor.

“Usando plantas de Arabidopsis como modelo estudiamos los mecanismos de crecimiento celular conservados en especies de interés agronómico”, destaca el científico Ramiro Rodriguez.

“Comprendiendo como operan los fotorreceptores en las bacterias patógenas de cítricos podemos diseñar estrategias que nos permitan controlar la enfermedad”, subraya la científica Elena Orellano.

“Caracterizando genes de resistencia en plantas de cítricos podemos desarrollar estrategias biotecnológicas para controlar bacterias fitopatógenas”, comenta Lucila García.

Y todo por culpa de Darwin

Darwin fue el primero que distinguió que la luz que se usa para fotosíntesis es distinta que la luz que usa la planta para responder al ambiente. En su granja en Inglaterra vio que la longitud de onda -de lo que ahora sabemos son los fotorreceptores- es distinta de la que se usa para hacer fotosíntesis.

Son señales que salen del cloroplasto para decir “acá hay algo que no esta andando bien” y entonces el núcleo puede responder y corregir eso.

“El maíz por ejemplo, tiene un montón de problemas con las situaciones ambientales, particularmente con la sequía y el frío. Queremos ver cual de esos dos sistemas de transporte de electrones deben ser manipulados para mejorar la tolerancia al estrés”, destaca el investigador Néstor Carrillo.

El estrés ambiental produce una pérdida de entre el 60-80 de las cosechas. La principal pérdida de productividad es porque las plantas han perdido la resistencia de sus ancestros silvestres.

“Los biólogos moleculares pensamos linealmente, para ver como funcionan las cosas las rompemos, vemos todas las piezas y después tratamos de ver como se engancha”, sentencia Carrillo.